La fuerza de la tecnología digital, ya sean dispositivos móviles, análisis o la nube, no reside en cada elemento individual, sino en cómo se integran en toda una organización. La gente puede decir que sus empresas se han transformado digitalmente, pero esto significa cosas diferentes para las distintas organizaciones, y parte de la razón por la que en muchos casos fracasan. Adquirir los últimos gadgets no significa transformación digital.
Un factor clave que diferencia el éxito digital del fracaso es la existencia y ejecución de una estrategia de transformación digital. Esta "brújula" para el éxito debe estar impulsada por un equipo directivo con una mentalidad que apoye el cambio estructural, junto con una cultura organizativa que esté preparada para aceptar el cambio y la innovación continuos.
Esta mentalidad y cultura se aplica a todas las empresas, desde las que empiezan hasta las organizaciones maduras. En las empresas más desarrolladas, la transformación digital puede fracasar por falta de enfoque, normalmente porque las actividades cotidianas tienen prioridad. Sin embargo, en los tiempos que corren, la COVID-19 está impulsando a las organizaciones a buscar la transformación digital para sobrevivir.
Una vez definida la estrategia digital, debe compartirse internamente, para que los empleados comprendan la dirección hacia la que apunta la "brújula" y cómo su contribución puede hacerla realidad. Es crucial implicar a todos los empleados en la definición y ejecución de la estrategia. Un estudio del MIT y Deloitte revela que el 81% de los empleados de las organizaciones más maduras digitalmente estaban de acuerdo en que "nuestra organización tiene una estrategia digital clara y coherente", en contraste con el 15% de los empleados de empresas consideradas en las primeras fases.
Además, al comparar las estrategias que tienen éxito y las que fracasan, mientras que lo básico es utilizar lo digital para mejorar la eficiencia y la experiencia del cliente, las organizaciones maduras utilizan lo digital para transformar su negocio, lo que les permite adelantarse a la competencia. Y aunque un enfoque más amplio y holístico requiere una transformación más profunda, ofrece mayores recompensas.
Uno de los mayores retos es cultivar el talento y las habilidades. Las organizaciones maduras digitalmente son más atractivas para trabajar, por lo que tendrán acceso a un mayor conjunto de habilidades internas (sobre todo porque proporcionan el entorno perfecto para que las generaciones más jóvenes alimenten su creatividad, aumentando la motivación). Las organizaciones menos maduras tendrán que gastar para atraer talentos y, como avanzan con lentitud, esto puede frustrar a los empleados con experiencia en determinadas áreas, haciendo que se unan a empresas donde sus habilidades son más demandadas.
MIT-Deloitte afirma que el mayor reto es contar con empleados con las habilidades y la capacidad de conceptualizar cómo las tecnologías digitales pueden afectar a su negocio, dándole la agilidad necesaria para adaptarse al cambio rápidamente.
En lo que respecta a la cultura organizativa, es importante asegurarse de que la transformación digital beneficiará a la empresa. Por ejemplo, las organizaciones digitalmente maduras asumen más riesgos, y se anima a sus directivos/empleados a arriesgarse y adoptar nuevas tecnologías y formas de trabajar. Una mayor agilidad proporciona resultados y rendimientos más rápidos. Y si fracasan, esto se pone rápidamente de manifiesto. La empresa puede entonces seguir adelante, y no perder tiempo ni dinero en algo que no aporta beneficios claros.
Igualmente vital es una cultura de intercambio de ideas, a menudo descrita como una "incubadora de ideas". Dar a los empleados el tiempo y el entorno necesarios para pensar y proponer ideas es un beneficio evidente. El peor escenario es que alguien diga: " Pensé en esto perono lo propuse".
Los tres conceptos que demuestran que la tecnología es sólo el facilitador (inherente a muchos escenarios digitales), y que el éxito empresarial es estratégico, son:
- Las generaciones más jóvenes están menos interesadas en la propiedad. Se centran más en el concepto de poder "utilizar cuando sea necesario", lo que cambia la oferta y hace que nuestra forma de comunicarnos con los clientes sea muy digital. Piensa en UBER y AirBnb.
- El papel de los datos. Siempre es clave, pero lo es más a medida que digitalizamos los procesos. Esto significa centrarse más en las entradas y salidas y en mantener la información actualizada, segura, disponible y limpia.
- Evolución de los modelos de negocio y los ecosistemas. Las empresas no pueden trabajar aisladas, ofreciendo únicamente sus productos o servicios. Se trata de crear ecosistemas que apoyen una experiencia de "ventanilla única" para los clientes.
Entre las industrias que están tomando la delantera en la transformación digital se encuentran la informática, la tecnología, las telecomunicaciones, los medios de comunicación, el entretenimiento y los servicios financieros (estos últimos comerciales y reguladores).