"¿Qué tienen en común los países con las mejores respuestas al coronavirus? Las mujeres líderes". - Avivah Wittenberg-Cox, revista Forbes
Sin duda, la pandemia nos ha puesto a prueba; como profesionales, madres, mujeres, líderes y personas. Ha sido un proceso de transformación y evolución, para las mujeres y para la sociedad en general, en el que todo el mundo ha tenido que adaptarse a nuevas formas de trabajar. La crisis sanitaria y las medidas de bloqueo resultantes -la oficina en casa, la educación en línea y el cuidado de los niños porque las guarderías y las escuelas están cerradas, junto con la falta de apoyo en el hogar- han aumentado drásticamente las exigencias impuestas a las mujeres en el hogar. Estas responsabilidades adicionales compiten con las funciones laborales y numerosos especialistas advierten de los efectos que esta nueva situación tiene sobre las mujeres.
Estos enormes cambios de rutina motivan a las mujeres a ser líderes más eficientes, mejores en la planificación y más disciplinadas. Para cumplir con sus responsabilidades profesionales, las mujeres se han vuelto aún más productivas y esto es ahora la "nueva normalidad". Esta "nueva normalidad" ha transformado sus condiciones de trabajo con una mayor inclusión, reparto de poder, liderazgo y participación en la toma de decisiones.
Aunque en la actualidad sólo 20 de los 193 países miembros de la ONU están dirigidos por mujeres, su labor, gestión y capacidad de respuesta, definiendo estrategias y políticas ante esta crisis sanitaria mundial, es notable. Numerosos medios de comunicación y organizaciones internacionales han acreditado a estas mujeres a nivel mundial. La disciplina, el liderazgo, la elocuencia y la empatía hacia los más vulnerables son algunas de las características destacadas que poseen estas líderes, mientras se esfuerzan por hacer frente a la pandemia.
Sin embargo, todavía hay importantes retos que afrontar en materia de igualdad de género en muchos ámbitos del trabajo; las mujeres requieren entornos con mejores condiciones laborales, quieren participar más y quieren estabilidad. Todo ello sustenta el bienestar personal y profesional.
En México, por ejemplo, uno de cada cuatro hogares depende enteramente de los ingresos de la mujer, que además es responsable de los niños, a menudo sin subsidios, guarderías, apoyo financiero, prestación de servicios sanitarios y de ingresos. A esto hay que añadir el no acceso a una buena educación, que sorprendentemente hoy en día en muchos países, sigue siendo un privilegio.
La directora regional de la ONU, María Noel Vaeza, afirma: "La crisis sanitaria confirma poderosamente que las mujeres líderes tienen la capacidad de distinguirse por su liderazgo transformador, de gran alcance, transparente y empático."
Ciertamente, nuestro mundo no será el mismo después de COVID-19 y debemos asumir que será mejor. Fomentar una mayor igualdad para las mujeres es parte integrante de la solución a los numerosos retos a los que nos enfrentamos en materia de salud, medio ambiente y economía, tecnología, ciencia, política y derechos humanos fundamentales. La crisis mundial demuestra que las mujeres tienen la capacidad de lograr más y que capacitarlas para que participen plenamente en todos los sectores, en todos los niveles de la actividad económica, es fundamental para el crecimiento de las empresas, la construcción de economías robustas y, a través de la educación, la construcción de sociedades más fuertes.
En el futuro, las mujeres quieren mejorar su formación, ampliar sus conocimientos y experiencia tecnológica y acceder a mejores puestos de decisión. Y las organizaciones públicas y Privado para las que trabajan deben tomar medidas para mejorar las condiciones de trabajo de las mujeres y crear el equilibrio adecuado entre el desarrollo profesional y el bienestar personal.
Esta "nueva normalidad" ha llegado para quedarse y transformará el mundo que conocemos hoy. Requiere un reajuste de valores y creencias, dando mayor visibilidad a las mujeres que pueden construir equipos de trabajo más empáticos y solidarios que se centren más en el bien común y menos en el éxito individual. Esto ayudará a crear un futuro más justo y sociedades más humanas.
"La lección para afrontar esta crisis es clara: las mujeres son un capital humano muy valioso, y un activo esencial a la hora de afrontar las crisis".
Forbes México - Mujeres a bordo para diseñar la nueva normalidad